Motricidad fina

En la motricidad fina se implican grupos musculares pequeños, los cuales, mayormente, se encuentran en las manos, especialmente en las muñecas y dedos.

Las habilidades finas se van desarrollando a lo largo de la vida de todo el individuo, pudiéndose mejorar y aprender nuevos movimientos. No obstante, especialmente en la infancia, hay cambios significativos en cuanto al desarrollo de estas capacidades, las cuales van a la par de la mejora de ciertas destrezas fomentadas por el sistema educativo.


Primeros meses de vida


Los primeros movimientos finos que se pueden observar en un bebé son los reflejos. A las ocho semanas, el bebé es capaz de hacer algunos movimientos con los dedos, pudiendo coger, aunque de forma patosa, cosas.

Entre los dos y los cinco meses el bebé ya es capaz de coordinar la mirada con el movimiento de sus propias manos, siendo esto un punto decisivo en su capacidad para explorar el mundo exterior.

Entre los siete y doce meses se da el punto más destacable de las capacidades motoras finas del bebé, habiendo una mejora en la capacidad de agarre de objetos, señalar con el dedo índice, pasar objetos de una mano a otra y, muy importante también, hacer pinza con la mano.

Cuando el bebé ya tiene un año de edad, dispone de suficiente capacidad fina como para manejar objetos voluntariamente y con mayor seguridad. Gracias a ello, puede agarrar los objetos que desee y así explorarlos para conocerlos mejor, aprendiendo tanto físicamente como mediante estímulos. Así, aprender aspectos como el tamaño, el peso y la forma.


Preescolar


Esta etapa comprendería entre los dos y cinco años de edad. En estas edades, el niño es capaz de cerrar y abrir la mano haciendo diferentes combinaciones con los dedos.

Así pues, el niño puede aprender a usar las tijeras, pintar con lápices, abotonarse la camisa y coger objetos de forma más certera.

Además de ello, aprende sobre el entorno en el que se encuentran y los estímulos que reciben de él, coordinando eficazmente sus movimientos para ir a explorar.


Etapa escolar


Entre los cinco y siete años la motricidad fina ya está destacablemente desarrollada, aunque siempre se puede mejorar. Los brazos y las piernas se sincronizan mejor.

Es en estas edades en las que los niños aprenden a escribir y a leer. Los primeros ensayos de escritura, aunque torpes, son la demostración de ellos, mientras que la lectura se caracteriza por usar los dedos para dirigir su mirada .


Fuente: Psicología y mente.

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